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Como seguramente has escuchado existen algunas personas y celebridades excéntricas que deciden comer su placenta ya que afirman que la placenta puede ser una cura milagrosa...
ayudando a la nueva madre a superar todo, es decir a recuperarse del parto e iniciar una nueva etapa como madre, evitando a toda costa que las nuevas madres pudieran tener una depresión posparto hasta la baja producción de leche...
Pero ¿hay realmente alguna prueba de estas afirmaciones? La verdad es que existen muy pocas pruebas científicas que avalen estas afirmaciones, más concretamente, los autores concluyen que "los estudios que investigan el consumo de placenta para facilitar la contracción uterina, la reanudación del ciclo normal de estrógenos cíclicos y la producción de leche no son lo suficiente mente fidedignos."