DEMUESTRAN QUE LOS HOMBRES PRESTAN MÁS ATENCIÓN A LAS HIJAS QUE A LOS HIJOS.

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Un reciente estudio ha dado a conocer cómo tienden a interactuar los padres cuando tienen hijos e hijas, sobre todo a quién le prestarían mayor atención...

El estudio concluye que los padres serían más atentos con sus hijas que con sus hijos y sugiere que ciertos conceptos de género podrían ser la causa.


En el estudio se demostró que en los padres no solo había un trato diferente en sus interacciones diarias con sus hijos e hijas, sino también cambios notables en los escáneres cerebrales, según el género de sus hijos.

Los resultados de estudio son:
La investigación, dada a conocer por la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), trabajó con 52 padres de familia y registró las interacciones con sus hijos e hijas mediante un monitor electrónico. El dispositivo estaría activo dos días a la semana y registraría el sonido ambiente cada nueve minutos.
Al revisar los monitores, se encontró que los padres que participaron en el estudio pasaron 60% más tiempo con sus hijas, cantando con ellas y hablando más abiertamente de sus emociones.
Como el monitor captó los sonidos del ambiente, también pudo registrar algunas palabras que padres e hijas suelen intercambiar. En este caso, fueron más asociadas con el cuerpo, como ‘vientre’, ‘mejilla’ o incluso ‘grasa’.
Por el contrario, los padres de hijos pasaron más tiempo dedicados al juego ‘rudo’ y eran más propensos a usar palabras relacionadas con el logro y el poder, como ‘orgulloso’, ‘victorioso’ o ‘mejor’.

El trato a los hijos y el género
El estudio corrió a cargo de la Universidad Emory, en Atlanta (Estados Unidos). Jennifer Mascaro, la titular de esta investigación, señaló la importancia de estas interacciones familiares y sus consecuencias.
“Debemos de tomar en cuenta cómo las nociones inconscientes de género pueden afectar la forma en que tratamos a los hijos e hijas”, señaló en declaraciones retomadas por la APA.

Y agregó: “Es importante reconocer el hecho de que los padres pueden estar menos atentos a las necesidades emocionales de los niños, a pesar de sus mejores intenciones. Validar las emociones es bueno para todos, no sólo para las hijas”.


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